por Clara Román
118 Studio acaba de presentar su nuevo proyecto de interiorismo para el restaurante G&P Tuset, ubicado en Barcelona. El estudio ha trabajado en un diseño integral y único del espacio que pretende convertir al restaurante en un referente en la Ciudad Condal.
Hemos hablado con Jordi Bertran, director de 118 Studio junto a Pedro Ferruz. En esta entrevista, el interiorista ha profundizado en la filosofía que define a 118 Studio, sus trabajos y su papel en el interiorismo de restauración en España y a nivel internacional.
¿Cómo surge 118 Studio? ¿Quiénes estáis detrás del proyecto?
118 Studio nace en Barcelona en 2018, con la asociación de un equipo de profesionales multidisciplinar con más de 15 años de experiencia en el diseño y gestión integral de proyectos de interiorismo y de arquitectura efímera. Estamos enfocados principalmente al retail y a la hostelería, tanto a nivel local como a nivel internacional.
¿Qué os hace diferentes de otros estudios de interiorismo?
Nuestro leit motiv y nuestra razón de ser es “bespoke spaces and experiences” (“espacios y experiencias a medida”). Esto nace de la idea de que los espacios, igual que la gastronomía o los sabores, han de contar cosas, crear sensaciones y producir experiencias.
Nuestra metodología de trabajo es eminentemente conceptual y única para cada cliente, lo que nos ayuda a traducir los conceptos de hostelería o de marca de nuestros clientes en diseños específicos y ad hoc para cada proyecto.
Además, ofrecemos un servicio integrado de creatividad, diseño y producción ya que disponemos de talleres y equipos de montaje propios, lo que nos permite controlar los proyectos de una manera integral.
Para 118 Studio un buen diseño de interiorismo aporta diferenciación
La mayor parte de vuestros trabajos han sido para restauración o retail. ¿Por qué decidisteis orientaros hacia este sector?
Desde el inicio de nuestra andadura profesional, nos hemos especializado en este sector. A lo largo del 2017 y parte del 2018, mi socio Pedro Ferruz y yo mismo, nos encargamos de la expansión internacional de la marca de chocolates belga, Pierre Marcolini. Lo hicimos implementando en varios países de Europa y Asia el concepto Pop Up Bar a Chocolat, que eran cafeterías efímeras instaladas en puntos estratégicos de capitales, eventos o aeropuertos durante periodos de tiempo que abarcaban desde 1 semana a 6 meses.
Fue un proyecto retador y agotador, en el que aprendimos, reímos y lloramos a partes iguales, pero con un resultado espectacular: 19 ciudades y 28 montajes en un periodo de 18 meses. Al finalizar ese proyecto fue cuando decidimos emprender y abrir nuestro propio estudio especializado en restauración y retail.
¿Cuáles son las diferencias principales entre diseñar un restaurante y cualquier otro proyecto?
Sin lugar a duda, poder aportar diferenciación. Creemos que para el empresario hostelero es necesario buscar la manera de diferenciarse de lo que hace el resto. Y con esto no nos referimos a sus instalaciones o servicios. Hablamos de lo que el universo del restaurante o de su marca transmiten. El mensaje “way of life” (“estilo de vida”), ya sea en un restaurante o en otro negocio, es lo que pone en valor y diferencia a la marca de la competencia.
Además, y si hablamos en el contexto de hoy, inmersos en una pandemia mundial, a todo lo comentado debemos añadir la seguridad. Toda esa experiencia, o “way of life” que debemos vivir en un restaurante, debe ser, además, 100% segura.
¿En qué consiste vuestro servicio integrado de creatividad, diseño y producción?
Nos gusta formar parte de los proyectos desde la idea o el inicio. Creemos que antes de la inversión (también de ilusión y energía), el primer paso es un estudio de viabilidad.
Esto lo hacemos comenzando con una visita al espacio, con un ojo técnico y otro más visionario y creativo. Así, podremos recoger por un lado posibles patologías o incidencias del espacio y, por otro lado, imaginar las posibilidades espaciales y poder averiguar el coste de oportunidad.
Seguido a la visita técnica, hacemos un estudio económico de la inversión, trasladando a números orientativos estas conclusiones y aplicando parámetros como el de tipología de uso, localización y el tipo de obra que hay que acometer. Así es como encontramos el techo económico de la intervención.
Finalmente, nos reunimos con el cliente para presentar las conclusiones sobre la viabilidad del proyecto. Ponemos encima de la mesa la parte empírica de nuestras conclusiones y también hablamos de la parte menos tangible y más emocional, de las sensaciones y los aspectos menos perceptibles.
Si todo encaja, comenzaremos a trabajar siguiendo nuestra propia metodología de trabajo, a la que llamamos “bespoke spaces and experiences”. Un planteamiento holístico y eminentemente conceptual, que se basa en un exhaustivo proceso de investigación para cada cliente. Esto nos ayuda a traducir los conceptos gastronómicos o de marca de nuestros clientes en diseños específicos y únicos para cada proyecto.
Si a esto le unimos el hecho de que disponemos de equipos de montaje y talleres propios, podemos afirmar que ofrecemos un servicio integral desde el concepto hasta la entrega “llaves en mano” de nuestros proyectos.
La pandemia ha traído nuevos materiales más antivirales y antibacterianos
El sector de la restauración ha sido uno de los más afectados por la pandemia y sus restricciones. ¿Cómo ha afectado esta crisis a vuestro trabajo?
Cada uno de nuestros diseños se está viendo afectado por la pandemia, y el reto es que desde nuestro sector podamos ayudar a frenar el contagio. Por un lado, nos ha afectado porque tenemos que modificar diseños por las restricciones actuales de distancias de seguridad, horarios, movilidad etc… Y, por otro lado, por la incertidumbre sobre cómo será la nueva normalidad a partir del verano de 2022 en espacios retail o contract.
Debido a las restricciones actuales notamos que el estudio de flujos de clientela y teoría de colas ha tomado una importancia extrema. Esto supone que los exteriores sean protagonistas, y que la ventilación y ampliación de zonas de espera sea indispensable. Teniendo en cuenta la nueva normalidad creemos que uno de los puntos fuertes ha de ser el estudio de materiales.
Estamos observando una rápida investigación y evolución en materiales eficaces higiénicamente hablando, antivirales y antibacterianos. Desde utensilios de restauración con bases de cobre hasta pinturas y barnices con eliminación del 99,99% de bacterias, pasando por suelos, pavimentos y revestimientos desarrollados y testeados para admitir la menor carga viral posible.
Según vuestra experiencia, ¿durante la pandemia los restauradores han reducido la inversión en interiorismo o, por el contrario, ha sido una época en la que muchos han optado por ‘darle una vuelta’ a sus locales?
En estos casi dos años los restauradores han invertido menos, y nosotros hemos tenido que diversificar nuestra cartera de clientes centrándonos en el diseño sobre todo de oficinas. También hemos tendido que aprender a decir NO al diseño gratis. Si el dueño de un restaurante pide un diseño ya que cree que es sencillo, entonces que se lo haga él mismo. Hay que tener en cuenta todo el trabajo y esfuerzo de los profesionales que hay detrás de un proyecto.
Un restaurante tiene que ser un espacio vivo, estimulante e inspirador
¿Cómo es trabajar con hosteleros? ¿Se dejan aconsejar en el proceso o suelen llegar con las ideas muy claras de lo que quieren para sus locales?
Integramos al máximo posible a nuestros clientes en los proyectos, pasando a ser nuestros socios/partners en cada uno de nuestros trabajos para que su filosofía de negocio quede reflejada totalmente en sus locales.
Un restaurante o un hotel tienen que ser mucho más que un edificio o salón donde se comen o se alojan las personas. Los restaurantes deben convertirse en espacios vivos, estimulantes, inspiradores y originales en todos sus aspectos, que aporten versatilidad y múltiples usos para rentabilizarlos a lo largo del día y la noche.
Vuestro último trabajo ha sido el diseño del restaurante G&P Tuset. ¿Qué habéis querido transmitir al comensal a través del diseño?
La propiedad de G&P Tuset desembarcó en Barcelona para traernos el ambiente de la mítica Dolce Vita romana con una esmerada propuesta gastronómica con toques del centro y del sur de Italia, así como una amplia propuesta de cócteles.
La ubicación del local en la mítica calle Tuset de Barcelona hizo el resto. Nuestra idea es trasladar al comensal de nuevo al epicentro de la “gauche divine barcelonesa”. Una nueva cultura de finales de los años 60 formada por yeyés, amantes de lo moderno y el arte de vanguardia, publicistas e intelectuales que frecuentaban la calle Tuset. Entonces no era una calle, sino un “street” y nuestra idea es mezclar esta esencia a su vez con el espíritu desenfadado de la “Dolce Vita” Romana.
Por todo ello, desde 118 Studio hemos optado por apostar por un estilo ecléctico en el diseño del local, donde mezclamos y combinamos varios estilos (vintage, pop, contemporáneo), intentando romper reglas y consiguiendo un resultado final sutil, llamativo, rico y artístico con toques muy personales.
¿Qué es lo que más destacaríais en el diseño de este restaurante? ¿En qué habéis puesto una mayor atención?
Sin duda la zona de coctelería, presidida por una gran barra curvada de piedra de 7,5 metros sin ninguna junta. Ha sido todo un reto en cuanto a diseño y tecnología.
Para poder conseguir este efecto, utilizamos el novedoso material Solid Surface Himacs de LG compuesto por una formulación de acrílico, minerales y pigmentos naturales que se puede moldear para conseguir en este caso la espectacular encimera curvada del local.
Al ser un cocktail bar, quisimos dar mucha importancia también a la botellería, por ello diseñamos y fabricamos a medida en los talleres de Dadra Barcelona una espectacular contra barra hasta el techo de más de 6 metros de largo con un copero sobre barra a juego en hierro lacado en color oro, también con líneas y acabados en curva.
El sello de 118 Studio se encuentra en el Parc Tecnológic de Barcelona
¿Cuál ha sido el proyecto de interiorismo más difícil que habéis realizado?
Sin duda el Cibernàrium de Barcelona, el año pasado. El Ayuntamiento de Barcelona nos encargó a el proyecto de interiorismo de las dos sedes del Cibernàrium: en el edificio MediaTIC en Poblenou y la sede original ubicada en el edificio del Parc Tecnológic en Nou Barris.
Era fundamental que el espacio reflejara de forma clara el entorno social actual. El objetivo de crear un espacio colaborativo, tecnológico y que fomentara, además, la creatividad y la curiosidad.
¿Y el más importante para vosotros?
Nuestro sello más personal se ubica en el edificio del “Parc Tecnológic”. Es un muro de 6 metros de alto con un juego de sopa de letras y más de 500 discos de PVC insertados en la pared que esconden palabras inspiracionales y que pueden visualizarse desde dos niveles del edificio.
Según vuestra experiencia y opinión, ¿qué tendencias reinarán en el futuro del interiorismo de restaurantes?
Nos gusta estar a la última, pero siempre manteniendo las sensaciones del interiorismo de años atrás. Técnicamente el sector avanza mucho más rápido de lo que podemos asumir. Estamos notando un avance muy significativo en la evolución de materiales y acabados, que nos permite encontrar soluciones a nuestra creatividad.
Ejemplos como materiales compactos de exterior para transmitir espacios vividos en terrazas, sucedáneos cerámicos o acabados en fibras sintéticas para fabricar mobiliarios curvos antes imposibles.
¿Qué futuros proyectos tenéis en mente para este 2022?
El próximo junio entregamos la obra del nuevo Espai per a Joves para el Ayuntamiento de Barcelona en el Convent de Sant Agustí, en el barrio del Born en Barcelona. Un espacio de más de 700 metros cuadrados que hemos transformado en un centro de emprendimiento para jóvenes. Hemos aplicado la misma línea de estilo en los equipamientos del ayuntamiento que comenzamos con el Cibernàrium y con mucha tecnología integrada en el mismo.
Asimismo, para las mismas fechas, inicio del verano de 2022, tenemos previsto inaugurar el nuevo restaurante de Tanya Benet, socia de Tatiana Santo Domingo en Mallorca, en el corazón de Santa Catalina, el Double Take. Se trata de un proyecto con una arquitectura e interiorismo muy disruptivo que seguramente dará mucho que hablar.