El Museo del Jamón ha reabierto las puertas de uno de sus locales más emblemáticos, el de Gran Vía. El restaurante ha estado cerrado desde la pandemia y ahora regresa tras haber reformado completamente el espacio, y también el concepto.
Uno de los cambios más importantes que presenta el nuevo Museo del Jamón de Gran Vía es su cocina, que se ha sometido a una remodelación completa. La obra en cuestión ha sido bastante compleja y ha durado aproximadamente cinco meses.
El motivo por el cual cambiar la cocina del restaurante ha sido complicado se debe a su reducido tamaño, de unos 25 m2, y a que se trata de un espacio diáfano, que complica a los cocineros tener todo a mano a la hora de trabajar.
Un proceso de renovación de la cocina complejo
Luis Alfonso Muñoz, Co-CEO del Museo del Jamón, nos ha contado en una entrevista en qué ha consistido este proceso de cambio y todos los retos a los que se han tenido que enfrentar hasta dar con el resultado perfecto.
“Nos ha costado mucho trabajar en la organización de la cocina porque en un principio pensábamos en aprovechar lo que hubiera, pero finalmente hemos optado por tirarlo todo y empezar de cero”, ha explicado Luis Alfonso Muñoz.
El local se fundó en el año 1981, y en este proceso de renovación, el equipo de restaurante detectó diferentes defectos en los que han tenido que trabajar, como el estado de las extracciones, que han tenido que rehacer de nuevo.
Otro de los problemas más notables que tenía la cocina es que su organización no facilitaba una comunicación fácil entre la cocina y sala. Así, han decidido abrirla completamente al salón.
“Se trata de una cocina casi vista, en la que el encargado solo se tiene que dar la vuelta para ver qué está sucediendo en cocina y poder reaccionar al momento”, ha comentado el coCEO del Museo del Jamón.
Una cocina que da servicio hasta a 300 comensales
El resultado de la obra es una cocina que, pese a no ser demasiado grande, está preparada para dar servicio a un local que cuenta con aproximadamente 80 mesas y puede llegar a acoger unos 300 comensales.
Además, y como dato diferenciador, está dividida en dos espacios. El office está en el salón de abajo, mientras que la cocina está un piso más arriba.
Ambas zonas se comunican mediante una cinta mecánica que les permite pasar los patos de un sitio a otro.
Para conseguir esto, ha sido fundamental la comunicación fluida con los cocineros de la cadena de restaurantes y, en especial, con el chef ejecutivo del grupo.
“Nos contaron qué hacía falta, qué necesitaban tener a mano y a qué se podía renunciar. Con esta información lo que hemos hecho es aprovechar todo el hueco posible para optimizar al máximo un espacio que es muy complejo”, ha indicado Luis Alfonso Muñoz.
Tras estas conversaciones con los cocineros, finalmente el equipamiento que conforma la cocina del nuevo Museo del Jamón es el siguiente: una cocina de 6 fuegos, 3 hornos de gas, horno Remington, 2 planchas de gas, mesa caliente con capacidad para 6 bandejas grandes, mesa de puesto de frío con almacenaje, 2 cámaras de obra de frío positivo, 1 cámara de obra de congelado, pila y mesa de trabajo, campana extractora y tren de lavado.
¡En esta galería te mostramos imágenes de la nueva cocina del Museo del Jamón!
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