Propuesta pionera del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago
En los casos de menús especiales, el paciente puede elegir, por ejemplo, una ensalada o verdura, una opción que va directamente, vía on-line, a la unidad de dietética, y de ahí una vez dado el visto bueno, se pasa el encargo a la cocina.
¿Qué piden los pacientes? Destacan los platos de cuchara, sobre todo la sopa o el caldo gallego. Su opinión es el motor del proyecto; de hecho se hacen habitualmente encuestas entre los ingresados para ver qué opinión tienen de los menús que les ofrecen.
Un equipo de 140 personas perfectamente entrenado, capitaneado por el jefe de cocina, Javier Vidal Iglesias, se encargan de que este proyecto se haga realidad a diario.
Económicamente es sin duda un esfuerzo para el centro, ya que de los más de tres millones de euros que gasta el complejo hospitalario compostelano al año en la compra de alimentos, 218.000 euros se destinan a frutas y verduras frescas. En esta cesta no faltan desde grelos hasta lechuga, pasando por repollo, coles, tomates, zanahorias, manzanas, o naranjas. Otro capítulo de gasto importante corresponde a pescado y carne.
