¿Cómo montar una sala común de ocio?

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Un buen hotel debe disponer de unas buenas instalaciones que vayan más allá de las habitaciones que, sí es cierto, que son las auténticas protagonistas del hotel. Sin embargo, no hay que descuidar las zonas comunes como una zona de descanso y de entretenimiento.

Aquí van unos consejos para amueblar con tino estas dependencias del hotel.

Zona informatizada

Una buena idea es tener a disposición de los clientes varios ordenadores desde los que puedan realizar consultas, compras, recibir información diaria e, incluso, desde los que poder trabajar.

Los ordenadores deben estar colocados en mesas amplias y espaciosas para que los huéspedes no experimenten la desagradable sensación de estar apretados en un espacio mínimo. En este sentido es mejor priorizar unas zonas informatizadas de calidad a un mayor número de puestos informáticos.

Para hacer uso de los ordenadores, es innegociable que cada puesto cuente con una silla ergonómica. Estos asientos mejoran la postura de los huéspedes que se sientan en ellas, haciendo posible que el cuerpo no se resienta ante las malas posturas a las que adoptamos por costumbre hoy en día. Sus alturas regulables, sus reposabrazos y reposacabezas hacen que plantarse frente a la pantalla del ordenador sea una actividad mucho más reconfortante y menos lesiva.

Zona de descanso

A todas las personas nos gusta ir intercambiando diferentes espacios, lugares y ambientes, y en los hoteles no sucede lo contrario. Por lo general, a los huéspedes les gusta transitar y aprovechar las estancias como el bar, el recibidor o las zonas de descanso.

Cada hotel deberá tener una zona de descanso acorde a sus necesidades, pero hay una serie características comunes que todas las zonas de descanso deben cumplir.

  • Comodidad: los huéspedes que acudan a la zona de descanso deben poder estar a gusto y relajarse. Para ello, es imprescindible que la disposición transmita serenidad y que los muebles sean cómodos para que los visitantes disfruten de la tranquilidad y para que puedan recuperar fuerzas.
  • Discreción: para mejorar el descanso es preciso que la estancia sea discreta, sin colores estridentes y sin un mobiliario estrafalario. Una decoración neutra que acompañe el espíritu del hotel debe ser el punto de partida para decorar una sala de descanso. A partir de ahí, cada hotel puede optar por unos muebles, una pintura de las paredes y la distribución que desee.
  • Luz tenue: la luz es muy importante para transmitir la sensación de descanso adecuada. Durante el día debe tener abundante luz, sin llegar a ser desagradable y siempre con luces cálidas, para evitar la sensación de oficina. A medida que va cayendo la noche, la iluminación debe ser más tenue, invitando a los huéspedes a descansar.

De entre los elementos que debe contener el espacio no pueden faltar varios sofás, en los que prime, como ya se ha expuesto, la comodidad por encima de cualquier otro aspecto. Además de los sofás, puede haber varios sillones individuales que estén acompañados de alguna mesita auxiliar donde poder depositar algún objeto, como una taza o el teléfono móvil.

Hablando de teléfonos móviles, este aparato se ha convertido en nuestra centralita personalizada. Este pequeño aparato, que cada día nos brinda más posibilidades, es una herramienta indispensable en nuestro día a día, y no solo para las comunicaciones interpersonales, sino también ha pasado a ser una pieza indispensable a nivel laboral y en nuestros momentos de ocio y entretenimiento. Aunque estos terminales cada vez tienen baterías más duraderas, sería una magnífica idea añadir varias tomas de corriente para que los huéspedes puedan cargar sus teléfonos mientras reposan en la sala de descanso, para que la batería de sus móviles nunca sea un problema.

La apariencia del lugar

Un hotel debe disponer de unas instalaciones que mantengan una línea de continuidad con la idea del lugar y con el concepto sobre el que se basa el propio hotel. La identidad de cada hotel variará en base al tipo de visitantes que recibirá. Nunca podrá ser lo mismo el aspecto que tendrá un hotel de cinco estrellas, en el que el lujo y la exclusividad son las características principales, que el que tendrá un hostal, en el que los clientes suelen mochileros de entre veinte y treinta años y en el que prima más una estética underground y desenfadada, llena de fotos de antiguos huéspedes y de mensajes motivacionales y de ánimo en las paredes.

Teniendo esto en cuenta, la apariencia del establecimiento debe crearse en consonancia con la imagen que quiere transmitir el hotel, la manera en la que el público debe percibir a la compañía: si se trata de un hotel sobrio con elementos neutros, pero justificados en el espacio o si, por el contrario, hablamos de un establecimiento moderno donde priman las líneas rectas y los elementos minimalistas… y así con conceptos como la eficiencia, el silencio, la pureza, la comodidad, la cercanía o cualquiera que sea la idea en la que esté basado el hotel.