Más de 200 profesionales de empresas, administraciones públicas, entorno académico y bancos de alimentos se reunieron el pasado 4 de junio en Madrid para poner freno al desperdicio de alimentos; un problema de claro impacto económico, social y medioambiental que exige medidas.
Consciente de ello, la Asociación de Empresas del Gran Consumo, AECOC, celebró este encuentro con el objetivo de presentar destacados casos de colaboración tanto para la prevención del desperdicio como para que cualquier excedente sea aprovechado y, a ser posible, donado para el consumo humano.
Ese fue el eje central de un encuentro que analizó el impacto del desperdicio alimentario en los diferentes eslabones de la cadena de valor: sector primario (campo), industria, distribución y también en sectores tan determinantes para frenar este problema como el de la hostelería y la distribución.
Para ello, el encuentro contó con la participación de máximos responsables de organizaciones como la FAO, que trabaja en múltiples proyectos para frenar el desperdicio en todo el mundo, el MAGRAMA, de la mano del Secretario General de Agricultura y Alimentación o el Gobierno de Holanda, que tiene un plan gubernamental para combatir un problema que les sitúa en la segunda posición europea.
Además, los asistentes conocieron de primera mano las iniciativas de empresas como Dia, Unilever, Nutrexpa, Carrefour, Compass Group o Arcadie, entre otras, en este ámbito de trabajo.
El papel de los envases y embalajes en la prevención del desperdicio
El II Punto de Encuentro de AECOC dedicó también parte de su programa a analizar el importante papel que los envases y embalajes presentan a la hora de prevenir y reducir el desperdicio de alimentos. No en vano, las empresas integradas en el proyecto “La alimentación no tiene desperdicio, aprovéchala” han diagnosticado en el análisis de sus operativas de trabajo que ésta es una de las áreas principales en las que existen claras oportunidades de mejora.
