En juego el futuro de las pensiones

Así lo demuestra el estudio «El reparto y la capitalización en las pensiones españolas» elaborado por la Fundación Edad&Vida y Zurich

EL estudio, elaborado por un equipo investigador del IESE, basa sus conclusiones en un profundo análisis de la sostenibilidad y el futuro de las pensiones españolas, identificando problemas y estudiando posibles reformas del sistema de reparto español.
El informe, presentado por los dos co-directores del equipo investigador del IESE que lo ha elaborado, Antonio Argandoña y Javier Díaz Giménez, analiza la sostenibilidad y el futuro de las pensiones españolas y, a través de diferentes escenarios de simulación, concluye que las reformas paramétricas propuestas en 2011 no son suficientes para solucionar los problemas detectados en el sistema de reparto vigente en España y, por tanto, no garantizan su sostenibilidad en el largo plazo. El estudio también demuestra que la reducción de los plazos de aplicación de dicha reforma; la profundización en las reformas paramétricas; el retraso aún más de la edad de jubilación; o incrementar hasta 40 el número de años que se tienen en cuenta para calcular la base reguladora, harían el sistema más sostenible en el medio plazo, a costa de reducir el valor real de las pensiones pero, aún así, no garantizarían la supervivencia del sistema en el futuro.
Los autores del estudio han detectado un grave problema de insostenibilidad estructural del sistema de reparto español, para cuya solución no bastan las reformas de carácter paramétrico introducidas hasta la fecha. Para resolver este problema, la solución sería acometer una reforma de mayor calado del actual sistema de reparto que lo sustituya por otro de aportación definida, completamente contributivo, con cuentas nocionales y un tipo de cotización reducido y destopado. Además, el sistema realizaría ajustes actuariales automáticos en las pensiones según la edad de jubilación y la esperanza de vida, tendría una edad de jubilación flexible y un factor de sostenibilidad que sirviera para actualizar las cotizaciones y revalorizar las pensiones, y garantizaría la viabilidad financiera permanente del sistema.
Este nuevo sistema de reparto, similar a los que funcionan en varios países del norte de Europa, debería complementarse con planes capitalizados obligatorios o casi obligatorios, que podrían ser ocupacionales o personales y que deberían aportar aproximadamente la mitad de las rentas para la jubilación. La pensión resultante podría, en cualquier caso, complementarse con una pensión privada voluntaria. Además, el sistema contaría con unas pensiones mínimas enfocadas que dependieran de la renta y del patrimonio de sus perceptores y que garantizarían una renta mínima para los mayores independiente de sus historiales de cotización.
En todo caso, la Fundación Edad&Vida recomienda que, cualquier reforma que se acometa, se lleve a cabo con la máxima responsabilidad y transparencia por parte de todos los agentes implicados, buscando el máximo consenso sobre los principios que debe cumplir el nuevo sistema e intentando minimizar al máximo, tanto para los pensionistas actuales como para los trabajadores y futuros pensionistas, los inevitables costes de transición de un sistema a otro.
El estudio revisa, además, sistemas de pensiones en varios países y realiza simulaciones con reformas de mayor calado, basadas en algunas emprendidas en otros países como Suecia y Chile. Precisamente, el modelo de pensiones sueco sería el más adecuado para España y el único que permitiría garantizar la sostenibilidad de nuestro sistema sin incurrir en unos costes de transición inasumibles.