Los cocineros han abierto las puertas de su lugar de trabajo, los muros se han derribado y como consecuencia los comensales entran a formar parte del ritual de la elaboración culinaria. Una experiencia gastronómica convertida en espectáculo y entretenimiento para el cliente.
La cocina a la vista es considerada por ambas partes, cocineros y clientes, como un valor añadido en un servicio de carta, un factor que Charvet tiene muy presente. Para el cliente, porque le permite observar todo el proceso de manipulación y elaboración de alimentos y hacerles participes del mismo. Para el cocinero, porque le permite acercarse y conectar directamente con su público.
Este concepto de cocina demanda que el hostelero cuide hasta el más mínimo detalle, y el diseño y la tecnología son fundamentales para cumplir con las expectativas del cliente. Jugar con diferentes materiales, crear una estética original, idear un concepto de espacio que destaque por su diseño…
El objetivo: que cocina y sala se identifiquen como uno.
La importancia de la adecuación de elementos como el ruido y los olores
Asimismo, en el aspecto funcional, una cocina a la vista debe contar con maquinaria adecuada que a su vez también pueda ser vistosa a la vista y que añada estética al ambiente de cocina. Es fundamental que los aparatos o maquinarias que se utilicen en una cocina a la vista sean adecuados en cuestiones de sonido, ruidos u olores que puedan molestar a los comensales.
El concepto de cocina a la vista no deja lugar a escondites: Los ingredientes, el cocinado, las herramientas, la maquinaria…todo queda a la vista del cliente, es por ello que aspectos como el orden, la organización o la higiene son fundamentales para transmitir confianza y seguridad al cliente.